Detrás de cada rasgueo de guitarra y cada voz quebrada hay una historia que merece ser contada. El folklore uruguayo es más que un género musical: es un modo de entender el mundo.
Desde los paisajes del interior hasta los matecitos compartidos en la rambla, nuestras canciones populares reflejan quiénes somos. Artistas como Alfredo Zitarrosa, con “Doña Soledad”, dieron voz a los invisibles, a los humildes, a los que resisten con dignidad.
Esa canción, escrita con la rabia mansa del que no olvida, fue prohibida en tiempos de dictadura, pero nunca dejó de sonar en los corazones.
En Estación Contexto creemos que escuchar folklore es un acto de memoria y libertad.